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36 - Intuición, experiencia y generalización (primera parte)

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"¿Hace cuántos años que no puedo concederme una
lectura desinteresada? ¿Hace cuántos años que no
logro abandonarme a un libro escrito por otros, sin
ninguna relación con lo que debo escribir yo?" 1.

Vimos anteriormente que el modelo de Peirce constituido por signo-interpretante-objeto es muy productivo cuando se aplica a la descodificación de un texto, a su percepción o a su estética (del verbo griego aisthánesthai, "conocer por los sentidos, percibir"). Un elemento sumamente innovador en el triángulo de la semiosis es el vértice del interpretante, que abre paso a la conexión entre la psicología general de la percepción del texto -aplicable a la percepción de cualquier texto por cualquier individuo- y la psicología individual del procesamiento de los datos perceptivos sobre la base del repertorio de la memoria, consciente e inconsciente, del perceptor.
  Contando con la ayuda de Douglas Robinson, uno de los principales científicos de la traducción de nuestro tiempo, que intentó aplicar algunos de los principios de Peirce en forma diversa y a distintos aspectos de la actividad traductiva, analizaremos otra tríada peirciana en esta unidad. No es sorprendente que en este caso, también, existan tres vértices: de Peirce - abductivo - de intuición, a partir de un punto de vista metodológico, que consiste en la superación de las dicotomías en general pues se considera que carecen de dinamismo suficiente para abarcar las tricotomías. Peirce fue acusado de "triadomanía"2, pero se defendió situándose en parte a favor de las tríadas, en parte ofreciendo ejemplos de campos a los que no aplicó tríada alguna.
  En la percepción del texto por parte del lector experto se alternan dos estados mentales. El primero es un flujo subliminal que permite una lectura rápida (relativamente, según cánones individuales). La supresión temporal del control consciente sobre el proceso descodificador hace que la mente proceda de modo automático o semiautomático. La atención, que es vigilante pero que se mantiene, en cierto modo, en un segundo plano, no activa la modalidad de control consciente a menos que en el proceso descodificador surjan anomalías, problemas específicos, pasajes de texto marcado u otra circunstancia que requiera la intervención específica y directa de la mente analítica del lector.
  El segundo estado mental, activado por la aparición de las anomalías que se acaban de mencionar, es un estado de control analítico consciente. La velocidad de la lectura disminuye drásticamente porque se activa una especie de alarma debido a la detección de una cadena de texto anómala. Dicha anomalía puede deberse a que el lector no está habituado a leer ese tipo de pasajes de texto (carece de experiencia suficiente para descodificar determinadas palabras, modismos, términos de jerga, localismos, anomalías sintácticas, etc.), o la alarma puede activarse ante una caída de la atención consciente que, si no se controla, puede comprometer el resultado de la descodificación. También puede suceder que el autor haya producido en ese punto del texto características determinadas con el fin de atraer la atención del lector.
  Los dos estados mentales son útiles por igual. También es útil que se alternen y que existan mecanismos que permitan pasar de uno al otro cuando sea necesario. Sin el primero, semiautomático, la lectura sería un proceso muy largo (esto explica por qué la experiencia en la lectura es útil para la aceleración de las lecturas sucesivas). Sin el segundo, la velocidad de la lectura comprometería la calidad de la descodificación, la atención por el detalle, por lo marcado, por lo insólito y lo diferente. Sería una lectura absorbente, apropiadora del texto e incapaz de enriquecer el "banco de datos" del individuo.
  Veamos, pues, cuál de las tríadas de Peirce nos ayuda a sistematizar y esquematizar el mecanismo por el cual parte de la lectura funciona de manera semiautomática. Los tres vértices son, en términos de Peirce (con nuestra versión entre paréntesis), instinto (percepción), experiencia (recopilación de datos) y hábito (generalización). Éste es el triángulo:

Triángulo de la adquisición del conocimiento, según Peirce

Dado que el término "instinto" es un tanto vago e impopular para la ciencia contemporánea, intentaremos limitarnos a saber de qué se trata y a investigar sólo lo que Peirce entendía por esta palabra.

[...] los tres caracteres esenciales de la conducta instintiva son que es consciente, que está determinada hacia un casi propósito y que bajo ciertos aspectos precisos escapa a todo control3.

En lo que a nosotros concierne, que es lo específico de la percepción del texto, podemos decir que por "instinto" entendemos una voluntad genérica, la disposición de una persona a descodificar un texto, que es posible gracias al conocimiento del código en el que está escrito y a las experiencias de lectura previas. El propósito "instintivo" de nuestra lectura es encontrar un sentido en el texto y, para ello, solemos recurrir a la intuición. Esto no quiere decir que el sentido de un texto lo hallamos exclusivamente mediante la intuición y que, por lo tanto, nuestra comprensión pende del hilo intuitivo.
Sin embargo, tal como Peirce nos hace observar, la intuición es ese algo adicional que nos permite dar un salto sorprendente, enorme, ante la oportunidad de imaginar elementos novedosos, que nos permite establecer hipótesis sobre nuevos conocimientos, aunque es fundamental comprobarlas para asegurarse de que se está en el camino correcto.

El objetivo del razonamiento es pasar del reconocimiento de la verdad que ya conocemos al conocimiento de la verdad nueva. Esto podemos hacerlo por instinto o mediante un hábito del que apenas somos conscientes4.

El objetivo del razonamiento, tal como se explica, es avanzar hacia el conocimiento de la verdad nueva, del nuevo conocimiento, lo cual elimina del campo de la atención cualquier razonamiento que no aporte nada al conocimiento adquirido, como la deducción. La intuición ligada a la fase perceptiva del texto nos ofrece una serie de elementos hipotéticos que se estructuran para constituir el significado total del mismo.

  

BIBLIOGRAFÍA

CALVINO I. Si una noche de invierno un viajero, Traducido por Esther Benítez, Madrid, Ediciones Siruela, 1999, ISBN 84-784-453-X.

PEIRCE, C. S., The Collected Papers of Charles Sanders Peirce, obra de Charles Hartshorne, Paul Weiss, Arthur W. Burks, Cambridge (Massachusetts), Harvard University Press, 1931-1958.

ROBINSON D. Becoming a Translator. An Accelerated Course, London and New York, Routledge, 1997, ISBN 0-415-14861-8


1 Calvino 1998, p. 181.
2 Peirce, 1, 568.
3 «[...] the three essential characters of instinctive conduct are that it is conscious, is determined to a quasi-purpose, and that in definite respects it escapes all control». Peirce, 7, nota 19, traducción nuestra. [Como es habitual, la coordenada bibliográfica de la cita de Peirce carece de indicación de página y sólo aparece el número de volumen de los Collected Papers seguido del número de párrafo.]
4 «The purpose of reasoning is to proceed from the recognition of the truth we already know to the knowledge of novel truth. This we may do by instinct or by a habit of which we are hardly conscious». Peirce, 4, 476, traducción nuestra.





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