Logos Multilingual Portal

18 - Equivalencia (primera parte)

ÍndiceAnteriorSiguiente


«[...] la mohína Facultad semivacía y a media luz, tomada ya por las limpiadoras que a esas horas se sienten dueñas de los residuos y así dan ordenes o ahuyentan a los profesores»1.

"[...] the gloomy university, half-empty, its light dimmed, already taken over by the cleaning ladies who at those hours feel themselves to be in charge of the day's residue and shoo away or give orders to the professors [...]"
2.

El concepto de equivalencia en la traducción hunde sus raíces en tiempos anteriores a la existencia de una ciencia dedicada a la traducción y a la aplicación de criterios semióticos a su estudio. Los primeros estudiosos que utilizaron la palabra "equivalencia" en el contexto de la traducción eran en general considerados lingüistas puros, que se enfrentaban a los problemas relativos a la traducción entendida únicamente como el trasvase de unos signos verbales a otros. Los dos lenguajes naturales afectados por la transformación se consideran generalmente, al menos de manera implícita, códigos isomórficos (es decir, constituidos por elementos de formas iguales). Catford, por ejemplo, definió así la traducción

sustitución de material textual en una lengua (...) por material textual equivalente en otra3.

 

Dado que "equivaler" significa etimológicamente "tener el mismo valor", se trata de un concepto mayormente cuantitativo, cuya aplicación a las lenguas originadas espontáneamente en el intercambio lingüístico entre hablantes presupone una afinidad entre estos y los creados artificialmente, construidos como códigos matemáticos, que son isomórficos.
  Desde este punto de vista, la traducción consiste en sustituir cada elemento de la protolengua por un elemento equivalente de la metalengua. Es una noción un tanto ingenua, que no tiene en cuenta la contribución de la semiótica ni de los estudios culturales y psicológicos al estudio del lenguaje.
  Hay una frase de Peirce que, con una contradicción superficial y sólo aparente, al definir el concepto de "interpretante" impide su aplicación al campo traductivo:

Un signo, o representamen, es cualquier cosa que represente para alguien alguna cosa en algún aspecto o sentido. Se dirige a alguien, es decir, crea en la mente de esa persona un signo equivalente, o tal vez un signo más desarrollado. Ese signo que crea es lo que llamo interpretante del primer signo4.

 

Peirce, por lo tanto, recurre al concepto de "equivalencia" y especifica que se trata de un fenómeno subjetivo ("se dirige a alguien"), y que tiene valor sólo "en algún aspecto" o "sentido"). Por lo tanto, es un equivalente subjetivo, temporal y fortuito. Tal vez ni siquiera sea un equivalente, sino un "signo más desarrollado". Probablemente, en este caso Peirce utiliza la palabra "equivalente" no con el sentido etimológico de "paridad de valores", sino con el sentido secundario de "paridad de eficacia, correspondencia".
  Esta acepción de la palabra "equivalente" queda corroborada por el uso que le da Peirce en otros pasajes de su obra, en los que la emplea para presentar ejemplos concretos, como el siguiente:

Si se me permite utilizar la palabra "habit", sin implicación alguna acerca del tiempo o el modo en que nació, de modo que sea equivalente a la frase corregida "habit or disposition," es decir, como un principio general que actúa en la naturaleza de un hombre para determinar su actuación, un instinto, en el sentido exacto de la palabra, es un hábito heredado, o dicho de manera más precisa, una disposición heredada5.

 

Es obvio que aquí Peirce entiende "equivalente" como "correspondiente". Cuando, por el contrario, utiliza la misma palabra en sentido estricto y matemático, se percibe la diferencia, como en este caso:

Es muy oportuno expresar la negación de un predicado mediante la simple inclusión de un "no". Si adoptamos ese método, no-no-esposa se consideraría equivalente a "esposa". Sucede que en latín e inglés esta convención concuerda con el uso del idioma. Probablemente existe una pequeña minoría de idiomas del mundo en los que prevalece esta norma muy artificial. De dos proposiciones contradictorias, se dice que cada una es resultado de la negación de la otra6.

 

Esta argumentación es más lógica que lingüística, tanto que Peirce especifica que se trata de una norma "muy artificial" si se compara, evidentemente, con las normas vigentes en los códigos naturales. Para demostrar esa hipótesis, se podría llegar incluso a expresar el concepto mediante una fórmula matemática:

(no-no-esposa) = (esposa)

 

Cuando Pierce, por el contrario, no se refiere a una equivalencia de tipo lógico-matemático, lo especifica, como en este caso:

Es probable que la frase "luz de la razón", o un equivalente muy próximo, aparezca en todas las literaturas. Por ejemplo, el "viejo filósofo" chino Lao-tse, que vivió en el siglo VI a.C., afirma: "Quien recurre a la luz de la razón y se vuelve, y acude a su iluminación, no entrega su ser a la perdición. Lo que hace es prepararse para lo eterno"7.

 

El análisis sereno del pensamiento lógico de Peirce nos permite reconstruir gradualmente el sentido del concepto de "equivalencia", que continuaremos en la unidad siguiente.

  

BIBLIOGRAFÍA

CATFORD J. C. A Linguistic Theory of Translation, London, Oxford University Press, 1965.

MARÍAS J. Negra espalda del tiempo, Punto de lectura, 2000 (edición original 1998), ISBN 84-663-0007-7.

MARÍAS J. Dark Back of Time, New York, New Directions, 2001 (traducción de Esther Allen), ISBN 0-8112-1466-4.

PEIRCE C. S. The Collected Papers of Charles Sanders Peirce, v. 1-6 a cargo de Charles Hartshorne y Paul Weiss, v. 7-8 a cargo de Arthur W. Burks, Cambridge (Massachusetts), Harvard University Press, 1931-1935, 1958.


1 Marías 2000, p. 32.
2 Marías 2001, p. 27.
3 Catford, p. 20.
4 Peirce, 2, p. 228.
5 Peirce 2, p. 170.
6 Peirce, v. 2, p. 379.
7 Peirce, v. 2, p. 24.





ÍndiceAnteriorSiguiente