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24 - La equivalencia en la escuela soviética: Komissarov

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«Lo extraordinario del ejemplar es que en la portadilla está firmado por el propio Graham, quien además ha escrito a mano: 'Camaradas guardad vuestras energías UTILIZAD EL ASCENSOR', y más abajo: 'Aviso: el ascensor está averiado'»1.

"The extraordinary thing about my copy is that the title page is signed by Graham himself, who, in addition, has written, 'Comrades conserve your energy USE THE LIFT,' and, lower down, 'Notice: The Lift is Out of Order'"2.

En las unidades anteriores hemos examinado el concepto de equivalencia según Peirce, Catford y Eco. Hemos pasado de una noción a otra, de la semiótica pura de Peirce a la lingüística, podría decirse casi informática, de Catford, y al semiótico que es a la vez un novelista traducido y participa, en cierto modo, en las elecciones traductivas que hacen los demás sobre sus textos. Ahora deseo, dado que es necesario hacerlo, acentuar más la sensación de incomodidad de quienes tratan de definir para sí la "equivalencia" y la sensación divertida de quienes han renunciado al uso de la "equivalencia" como parámetro de su propia concepción traductiva. Por eso examinaré el concepto de "equivalencia" de una de las escuelas de traducción más importantes del mundo (aunque sólo fuera por su tradición histórica y por el número de sus publicaciones), la ruso-soviética.

El texto analizado es Teoría de la traducción (aspectos lingüísticos) de Vilén Naùmovich Komissàrov, publicado en 1990 y, por lo tanto, comparativamente reciente (recuérdese que Introducción a la teoría de la traducción, de Fyodorov, un clásico de la traductología ante litteram, se publicó en la URSS en 1953, el año de la muerte de Stalin, como perevodovédenie [literalmente: "conocimiento de la traducción", palabra de la que "traductologie" es un calco] y fue por lo tanto anterior). En este caso se dedican dos capítulos a la equivalencia, subdivididos de esta manera: la equivalencia del contenido funcional (tercer capítulo) y la equivalencia de la semántica de las unidades léxicas (cuarto capítulo). Veamos algunos ejemplos.

Debemos distinguir entre "equivalencia potencial alcanzable", entendida como el máximo nivel de contenido común en dos textos heterolingüísticos a través del conocimiento de las diferencias entre los idiomas en los que están codificados, y la "equivalencia traductiva", la cercanía real del sentido de los textos en el original y la traducción, lograda por el traductor en el proceso de traducción (1990: 51).

Es decir, debemos distinguir entre el potencial máximo y lo que un metatexto concreto puede lograr en realidad, ya que cada versión actualizada tiene su forma de ser, podemos decir, 'equivalente', y un grado distinto de 'equivalencia' (de lo que se deduce, en mi opinión, la imposibilidad de definirla como 'equivalencia', aunque no deseo interferir demasiado en la exposición del concepto de Komissàrov).

Dado que la diferencia entre dos códigos lingüísticos limita la posibilidad de conservar íntegramente el contenido original,

la equivalencia puede basarse en la conservación (y, de manera correspondiente, en la pérdida) de diversos elementos del sentido del original. Dependiendo de la parte de contenido transmitido en la traducción con el fin de asegurar la equivalencia, se distinguen varios niveles (tipos) de equivalencia. En cada nivel de equivalencia la traducción puede garantizar una comunicación interlingüística (51).

A partir de esta premisa general se puede intuir cuáles podrían ser los términos de la 'equivalencia' de Komissàrov:

  1. sólo se conserva una parte del contenido (y es la única que reivindica una correspondencia con el original)
  2. las distintas versiones se distinguen por la parte de contenido conservada (de ahí que tengan tipos de correspondencia diferentes y complementarios)
  3. lo que se conserva se contrapone a lo que se pierde, puesto que el residuo o la pérdida es una característica constante de la traducción (por lo tanto, en realidad no existe versión equivalente)
  4. la parte que se conservará se elige racionalmente según las consideraciones del traductor, es algo muy parecido a la elección del dominante (el traductor, consciente de que no es posible obtener una equivalencia real, opta por la pérdida menos empobrecedora y onerosa).

En la comunicación pragmática, cada texto tiene un objetivo preciso. Uno de los modelos de 'equivalencia' de Komissàrov consiste en seleccionar como dominante el objetivo de la comunicación.

La equivalencia en las traducciones del primer tipo consiste en conservar sólo la parte del contenido del original que constituye el objetivo de la comunicación (52).

Estos son algunos ejemplos:

1. Maybe there is some chemistry between us that doesn't mix.

La incompatibilidad de caracteres es cosa frecuente.

2. That's not a pretty thing to say.

¡Debería darte vergüenza!

3. Those evening bells, those evening bells, how many a tale their music tells.

Din don, din don, ¡cuántas historias cuenta ese son!

En los tres ejemplos existe un significado diferente, implícito, no directamente denotativo, que se toma como dominante absoluto para llevar a cabo la equivalencia pragmática de Komissàrov. Lo que se excluye afecta a: léxico, sintaxis, vínculos de paráfrasis e incluso referencias externas reales (química, cosas bellas, atardecer, etc.) Esta estrategia puede aplicarse, según Komissàrov, cuando las estrategias más conservadoras son inviables. Se ofrece el ejemplo de la doble versión de un proverbio en inglés: la primera versión conserva el léxico y la sintaxis, la segunda la función comunicativa:

PT A rolling stone gathers no moss

MT1 En un canto rodado no se acumula el musgo

MT2 La gente que nunca se detiene no produce nada bueno3.

Existe, pues, un segundo tipo de 'equivalencia', que no sólo apunta al esfuerzo comunicativo compartido, sino que también refleja la misma situación extralingüística. La diferencia entre la identificación de la situación y el medio para describirla refleja la peculiaridad de las relaciones entre lengua, pensamiento y realidad descrita (signo, interpretante, objeto). Incluso en este segundo tipo de 'equivalencia' los enunciados no son equivalentes en absoluto, sino que hay una experiencia extralingüística de las personas que se comunican que posibilita la comprensión reciproca.

El segundo tipo de equivalencia está representado por las traducciones cuya proximidad al sentido del original no se basa, ni siquiera en este caso, en los significados compartidos de los medios lingüísticos empleados (57).

Los siguientes son algunos ejemplos:

1. He answered the telephone

Levantó el auricular.

2. You are not fit to be in a boat.

No se te permite subir al barco.

3. You see one bear, you have seen them all.

Todos los osos se parecen.

La estructura y la sintaxis no siempre se corresponden entre sí, pero en opinión de Komissàrov, existe una equivalencia mayor respecto al primer tipo. Sin embargo, típicamente, el léxico y la sintaxis no son comparables, no existe traducción de paráfrasis, la función comunicativa se conserva y la situación a la que se hace referencia es la misma.

No obstante, en ciertos caso es necesario variar la situación para permitir una comunicación no aberrante, debido a los problemas de traducción cultural, porque

las diferentes situaciones pueden adquirir en el ámbito de la cultura de una comunidad determinada un significado compartido, distinto del que tales situaciones tienen para miembros de comunidades lingüísticas diferentes (60).

Por ejemplo, es bien sabido que el lenguaje corporal es distinto en cada cultura. En muchos pueblos, subir y bajar la cabeza significa afirmación, pero en Sicilia, pongamos por caso, representa negación. Esto tiene repercusiones en los gestos de los personajes.

El tercer tipo de equivalencia puede caracterizarse mediante estos ejemplos:

1. Scrubbing makes me bad-tempered

Fregar los suelos me pone de mal genio.

2. London saw a cold winter last year.

El invierno del año pasado en Londres fue frío.

3. That will not be good for you.

Este asunto puede terminar mal para ti.

En el tercer tipo no hay paralelismo léxico ni sintáctico, las dos estructuras no se reconducen a una transformación sintáctica sencilla, el objetivo de la comunicación y la situación no varían y se conserva el concepto general mediante el que se realiza la descripción de la situación del original, es decir, se mantienen los "medios de descripción de la situación" (62).

  

BIBLIOGRAFÍA

KOMISSAROV V. N. Teorija perevoda (lingvisticheskie aspekty), Moskvà, Vysshaya shkola, 1990, ISBN 5-06-001057-0.

MARÍAS J. Negra espalda del tiempo, Punto de lectura, 2000 (edición original de 1998), ISBN 84-663-0007-7.

MARÍAS J. Dark Back of Time, New York, New Directions, 2001 (traducción de Esther Allen), ISBN 0-8112-1466-4.


1 Marías 2000, p. 260.
2 Marías 2001, p. 211.
3 Esta interpretación pertenece a Komissàrov, y difiere de la que normalmente se hace del dicho. Siempre se emplea en el sentido de que hay que mantenerse en movimiento porque el musgo interfiere con las estructuras en las que crece y, por lo tanto, es inconveniente. Al matenerse ocupado no se sufre deterioro, ni material ni físico.





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