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7 - Unidades traductivas

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«así me llamaba coherentemente [...], sin el
acento correcto del apellido pero también, mas
extraño, con mi original y casi olvidado nombre, yo
renuncié a ese nombre pero lo recuerdo, es el mío»
1.

"as [...] clearly referred to me, without the
accent on the surname but also, stranger still, with
my original and almost forgotten name, I renounced
that name but remember it, it's mine"
2.

Al examinar la generación del texto, nos damos cuenta de que se trata de una serie de minúsculos (mayormente imperceptibles y sobre todo no percibidos por el traductor mientras trabaja) procesos traductivos que se desplazan continuamente entre el mapa mental y el verbal.
  En un nivel está el razonamiento, el lenguaje mental, que genera, más que enunciados, vínculos individuales con las palabras. En un nivel superior se encuentra una planificación sintáctica que se ocupa de buscar una estructura coherente para las palabras generadas temporalmente, tanto para expresar relaciones precisas entre lo que simbolizan esas palabras como para crear enunciados que respondan a las normas sintácticas de la cultura de la lengua receptora y de la lengua en la que se produce la (re)codificación.
  Uno de los motivos recurrentes de la traductología es la definición de la "unidad de traducción", ese mágico segmento de texto que todo traductor instintivamente (o así lo parece) elige como la longitud correcta para esa compleja elaboración mental y verbal. Kirsten Malmkjær, en la Routledge Encyclopedia of Translation Studies, resume esta situación:
  En primer lugar, la longitud del segmento de texto (o sentido) utilizado como unidad de trabajo varía en función del grado de competencia lingüística (y cultural, añadimos) del actualizador, que abarca desde la palabra aislada a las frases completas. Además, la legibilidad de un texto traducido depende de la longitud de la unidad de traducción utilizada: cuanto más breve sea, menos legible resulta.
  No obstante, si la generación del texto ocurre de la manera descrita en Incremental Production Grammar
3, en este punto entran en juego la información procedente del léxico y la estrategia incremental. Desde esta perspectiva, es difícil entender qué sentido tiene la unidad traductiva. En lo que se refiere a la descodificación y recodificación, probablemente existan tantas unidades traductivas como fases del proceso. Por ejemplo, la microplanificación tiene tal vez muchas menos unidades traductivas que la macroplanificación y las dos longitudes distintas se emplean simultáneamente (en el nivel de mapa mental).
  En el caso de la traducción intersemiótica, con frecuencia sólo la totalidad de un texto determinado puede considerarse su unidad traductiva. Pensemos, por ejemplo, en una obra maestra como el Guernica de Pablo Picasso. Para entenderla como traducción hay que ver la batalla de Guernica como un texto (¿humano? ¿histórico? ¿visual?), y el cuadro de Picasso como una traducción pictórica. Sería un enfoque didáctico tan reductor como el que nos indujera a descomponer la obra de arte en elementos compositivos individuales que representaran uno u otro aspecto de la batalla: la obra de arte lo es en su totalidad, porque en conjunto expresa dolor, ira, impotencia, confusión, luto y desesperación.
  Por otra parte, hay investigadores que, como el traductólogo ruso Barhudàrov, señalan que incluso un solo fonema puede ser una unidad traductiva, si se utiliza como ejemplo el proceso de transliteración. El siguiente es un ejemplo:

Ruso-italiano

Ruso-inglés

Ruso-francés

 

Чайковский

Чайковский

Чайковский

 

Čajkovskij

Chaikovsky

Tchaïkovski

 

En esta transliteración del nombre del compositor ruso en tres idiomas uno puede observar, por ejemplo, que el fonema inicial /t/, de acuerdo con las distintas actualizaciones, se presenta respectivamente como Č, Ch y Tch, en función de las normas de transliteración (o de pronunciación) vigentes en las distintas culturas receptoras. Sin duda, Barhudàrov tiene razón en lo que respecta a la transliteración.
  Para no forzar casos extremos y utilizar ejemplos más comunes, veamos uno concreto, tomado del libro clásico de la psicolingüística de Levelt, Speaking. From Intention to Articulation. Supongamos que hacemos una traducción, en este momento no importa de qué lengua, y que el resultado es la frase en inglés:

the child gave the mother the cat4

En una fase se identifican los tres elementos clave de la frase, o los tres referentes, como los llama Levelt: child, cat, mother. No hay razón para pensar que la mente trabaja con los tres referentes en el orden en que se van a expresar, pero es probable que estén entre los primeros elementos que surgirán en la conciencia del actualizador.
  Cuando el individuo, después de elegir entre los cerca de 30.000 lemas a su disposición, llega a la palabra child, ésta descubre sus características propias en cuanto a la combinación sintáctica (normas, uso). En nuestro caso específico, la palabra child es un sustantivo, tiene una forma del plural, aunque aquí es singular, y rige un verbo en tercera personal del singular.
  Mientras tanto, una vez elegido el referente, se activan las subrutinas paralelas con el fin de investigar la posible presencia de artículos, preposiciones y valores paramétricos. En nuestro ejemplo, queda claro que el referente ya es conocido para el lector modelo, y que, por lo tanto, es necesario anteponer un artículo definido. En el caso del idioma inglés, aquí concluye el proceso, pero no sucedería así con otros, como el francés, el italiano o el español, en los que el artículo definido presenta un paradigma que diferencia género y número. En idiomas que, como el ruso, carecen de artículos, el procedimiento sería también distinto.
  Tras establecer que the child tiene una función determinada dentro de la futura frase y que su acción se expresa con el verbo dar, la identificación de dicho verbo hace aflorar sus propiedades sintácticas: rige un complemento directo (lo que se da) y uno indirecto (la persona a la que se da la cosa). Por lo tanto, la ubicación de esa palabra, con sus propiedades, devuelve información al actualizador sobre el modo en que puede continuar el enunciado.
  Con este ejemplo breve podemos hacernos una idea de la cantidad de procesos traductivos mental-verbal-mental que requiere la formulación de una frase muy sencilla: si debiéramos decir cuáles fueron las unidades traductivas utilizadas en el proceso, sin duda hay una fase en la que la unidad traductiva consta de una sola palabra, child, y otras en las que la unidad se incrementa hasta abarcar todo el enunciado. Tal vez el enfoque del análisis debería desplazarse de la identificación de la unidad traductiva por excelencia, al estudio de las fases del proceso traductivo y de las distintas unidades implicadas.

  

BIBLIOGRAFÍA

BARHUDAROV L. Urovni jazykovoj ierarhii i perevod, en Tetradi perevodčika, n. 6, 1969, p. 3-12.

BARHUDAROV, L. The problem of the unit of translation, en Zlateva, P., editor, Translation As Social Action: Russian And Bulgarian Perspectives, London, Routledge, 1993, p. 39-46.

KEMPEN G. Language generation systems, en I. Batori, W. Lenders, W. Putschke, editor, Computational Linguistics: An International Handbook On Computer Oriented Language Research And Applications, Berlin, De Gruyter, 1988.

LEVELT W. J. M. Speaking. From Intention to articulation, Cambridge (Massachusetts), The MIT Press, 1993 (edición original de 1989). ISBN 0-262-62089-8.

MALMKJÆR K. Unit of translation, en Routledge Encyclopedia of Translation Studies, edición de M. Baker, London, Routledge, 1998, ISBN 0-415-09380-5, p. 286-288.

MARÍAS J. Negra espalda del tiempo, Punto de lectura, 2000 (edición de 1998), ISBN 84-663-0007-7.

MARÍAS J. Dark Back of Time, New York, New Directions, 2001 (traducción de Esther Allen), ISBN 0-8112-1466-4.


1 Marías 200, p. 139.
2 Marías 200, p. 139.
3 Kempen 1988.
4 Levelt 1993, p. 237.





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