En la unidad anterior analizamos algunas de las perspectivas sobre traductología de
Sapir, Whorf y Quine. Existe otro gran estudioso que mantiene un punto de vista original
sobre la relación expresión lingüística/conciencia: Noam Chomsky [su nombre, de origen
ruso, se pronuncia "homski" y no "chomski"]1 .
Según Chomsky, cada frase, antes de que se formule, se concibe como una
profunda estructura en el interior de la mente. A un nivel psicológico profundo, en
opinión de Chomsky, una frase en cualquiera de las lenguas naturales tiene siempre la
misma estructura: las diferencias de cada construcción lingüística sólo se presentan al
aflorar la frase, cuando el fenómeno psíquico se convierte en fenómeno lingüístico.
La teoría homskiana postula así la existencia de construcciones
conceptuales universales elementales, comunes a toda la humanidad. Por consiguiente,
para Chomsky la traducción interlingüística (y también la intralingüística) es siempre
posible, porque los esquemas lógicos subyacentes en los lenguajes naturales son
constantes uniformes. Basta con actualizar de modo distinto una misma estructura
profunda para expresarla en otro idioma2.
No es nuestro objetivo plantear aquí cuán afortunada pueda ser esta
teoría en un campo estrictamente lingüístico. Nos limitaremos a observar sus
consecuencias para la traductología.
La concepción homskiana comporta la separación entre el nivel informativo
y el nivel del estilo. La información procede de "estructuras profundas", en tanto que
la manera de expresar dicha información tiene una importancia secundaria y pertenece al
campo de los signos formales3.
Volviendo a la distinción que establece Hjelmslev entre los planos de
expresión y de contenido, la traducción siempre posible, según el planteamiento de
Chomsky, es la del contenido, mientras que el plano de la expresión deviene en mero
accesorio. Es una concepción de la que toda traducción literaria, de texto connotativo,
queda excluida. Por extensión, se excluye todo tipo de traducción de textos que, aunque
no sean de naturaleza literaria, posean alguna característica connotativa. Es evidente
que, en un texto connotativo, el dominante está más ligado a la, según Chomsky,
estructura superficial que a la estructura profunda. En términos homskianos, la
posibilidad de traducir es ilimitada en lo que respecta a textos "cerrados", aquellos
que sólo pueden interpretarse de una manera, sin connotaciones. Es decir, a una parte
exigua de los textos reales.
Whorf, Quine y Chomsky son lingüistas por formación, pero el problema de
la traducibilidad no se puede enfrentar de modo exhaustivo limitándose a consideraciones
de tipo lingüístico: un texto es un fenómeno cultural que, dentro de su cultura, ejerce
y sufre muchas influencias. En este sentido, tanto el prototexto como el metatexto
comparten igual importancia. Toda traducción es cultural antes que lingüística:
language, text, and text function are different
reflections of a single culture. For that reason, from the point of
view of total translation, it is more convenient to speak of culture
translatability. The total translatability concept is complementary,
comprising many different parameters within its field
4
(La lengua, el texto y la función del texto son reflejos distintos de una misma cultura.
Por esto, desde el punto de vista de la traducción total es más oportuno hablar de la
traducibilidad de la cultura. La traducibilidad total es un concepto complementario que
abarca muchos parámetros distintos dentro de su campo).
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Si avanzamos una paso más allá del dilema de la intraducibilidad lingüística de los
textos connotativos, podemos considerar el concepto de traducibilidad como la posibilidad
de funcionamiento de un texto como elemento cultural dentro de su cultura. De un lado
debemos decidir si y en qué modo es traducible la cultura representada en un texto, y
del otro tenemos que saber cuáles son las relaciones meta e intertextuales que tendrá
el texto dentro de la cultura que lo recibe una vez traducido.
Otro aspecto fundamental de la traducibilidad es la necesidad que siente
a veces el traductor de hacer más explícito el significado del texto. El autor del
original puede permitirse algunas ambigüedades, palabras polisémicas o expresiones,
pero no el traductor. El hecho en sí de leer el original y de intentar escribirlo en el
idioma y para la cultura que lo acoge implica un proceso de interpretación racional y,
en la fase de reescritura, la explicación de esa racionalización.
Cuando un traductor no entiende un pasaje, una alusión, una referencia
del autor del prototexto, esa incomprensión suele revelarse y racionalizarse en la
traducción. Las características implícitas en el prototexto se hacen explícitas en el
metatexto, y las que no se hacen explícitas forman parte del residuo o pérdida de la
traducción, debido a una elección racional del traductor o a su incomprensión. El acto
de traducir no sólo transmite el contenido del original; también deja su estructura al
descubierto5.
The demonstrative nature of translation as text representation must not be
regarded as only subsidiary. On the contrary, it is one of the constitutive features of this
subcategory of representatives since it distinguishes translation as a speech act from, for example,
interpretation in the form of critical comment, or essay, and similar meta-literary achievements
6 (La naturaleza
reveladora de la traducción como representación del texto no debe considerarse sólo
subsidiaria. Por el contrario, es una de las características fundamentales de esta
subcategoría de representaciones, dado que distingue la traducción como acción del
habla de, por ejemplo, la interpretación en forma de comentario crítico o ensayo y
otras actividades metaliterarias semejantes).
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Como vemos, según Broeck la traducción es, por su propia naturaleza racionalizadora, una
forma de interpretación semejante al ensayo crítico o la reseña. Por lo tanto, la
traducción neutral no existe. Si cada traducción es un proceso de interpretación
racional, es oportuno que dicha perspectiva crítica se exponga también al lector.
Esta racionalización inscrita en el proceso traductivo desempeña también un papel de
consecuencias importantes. En la unidad siguiente veremos de qué manera es posible
aprovechar el proceso de desvelamiento del texto, en lugar de negar la idea como un
fenómeno tan incómodo como evidente, con el fin de mejorar la traducibilidad a través
de una gestión racional del residuo en el metatexto.
BIBLIOGRAFÍA
BROECK R. VAN DEN Literary Conventions and Translated Literature, in Convention and
Innovation in Literature, a cargo de T. D'haen, R. Grübel, H. Lethen, Philadelphia,
Benjamins, 1989, p. 57-75.
CHOMSKY N. Questions of Form and Interpretation, Lisse, Peter de Ridder, 1975.
CHOMSKY N. Reflections on Language, New York, Pantheon Books, 1976.
NIDA E. Semantic Components, en Babel, 8, 4.
TOROP P. La traduzione totale. Ed. de B. Osimo. Módena, Guaraldi Logos, 2000.
ISBN 88-8049-195-4. Ed. or. Total´nyj perevod. Tartu, Tartu Ülikooli Kirjastus
[Tartu University Press], 1995. ISBN 9985-56-122-8.
1 Chomsky 1976, p. 182.
2 Chomsky 1975, p. 37.
3 Nida 1962.
4 Torop 2000, p. 112.
5 Torop 2000, p. 113 f.
6 Broeck 1989, p. 59.
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