Tal como hemos observado, existen varios modelos posibles del proceso traductivo y cada uno tiende a
resaltar ciertos componentes en detrimento de otros.
En las primeras unidades del curso analizamos el proceso traductivo, sobre todo como proceso mental,
destacando las implicaciones de la psique del traductor y la elaboración mental necesaria.
A continuación, al subrayar la importancia de la cultura en la traducción, comparamos el sistema mundial
de la cultura, o semiosfera, a un intertexto gigantesco, dentro del cual todos los textos son traducciones que no deben
ser necesariamente interlingüísticas. Ningún texto es "virgen" o "puro" porque, en el complejo sistema de influencias
recíprocas, todos los escritores, de manera consciente o inconsciente1
1, voluntaria o no, se apoyan en un patrimonio cultural preexistente.
Desde este punto de vista, se puede clasificar un texto en función de que realice o no un aporte
a lo ya escrito. En este último caso, pueden distinguirse varias posibilidades:
- textos que, sin aportar nuevos conceptos, se dirigen a diversas clases de lectores: por ejemplo, textos
didácticos, que explican al público general conceptos previamente expuestos en textos científicos (vulgarización,
divulgación, adaptación, educación);
- textos que, sin aportar nuevos conceptos, se dirigen a lectores de culturas/lenguas distintas, para quienes,
de otro modo, los prototextos serían inaccesibles (traducciones interlingüísticas, artículos, voces de enciclopedia);
- textos que, sin aportar nuevos conceptos, sustituyen prototextos negando su existencia, es decir, fingiendo
ser prototextos (plagio, falsificación).
Además de estos enfoques analíticos, y otros que no hemos mencionado aquí, como los lingüísticos y normativos,
es posible considerar la traducción en sí como un modelo: el texto traducido representa, de modo explícito o
implícito, a un texto previo2 o prototexto. Al
igual que en la relación entre prototipo y modelo, el producto no es reversible en la relación entre prototexto
y traducción.
En otras palabras, si traducimos un texto a otro idioma y luego pedimos a alguien que devuelva la
traducción al idioma original (traducción inversa), el resultado no será la obtención del prototexto u original.
Esto sucede porque, como hemos indicado muchas veces, el resultado del proceso traductivo depende del dominante
que elija el traductor y de la disposición de los subdominantes en orden jerárquico. En consecuencia, como vimos
con claridad en el muy citado esquema de Torop, no sólo existen varias traducciones adecuadas, sino también varios
tipos de traducción adecuada de un mismo texto. Más aún, ni siquiera en el ámbito didáctico (donde la
existencia del modelo normativo de la traducción tiene en teoría mayor sentido) es posible determinar cuál de
dos traducciones adecuadas es "la mejor".
Otro elemento que, como señala Hermans, tienen en común el concepto de traducción y el de modelo,
es que, para que una traducción pueda considerarse como tal, es necesario que un colectivo o núcleo social la
reconozca como traducción3.
Es decir, si yo tradujese un soneto de Shakespeare al italiano y lo difundiese como mío, circularía
como un texto original o prototexto hasta el momento en que se descubriera el engaño.
Puede decirse lo mismo de una situación inversa: si publico un libro de poesía propia y afirmo que
es una antología de traducciones de poetas contemporáneos de todo el mundo, el texto podría circular como metatexto
y todos lo considerarían una traducción (interlingüística).
Esta diferencia es importante, en especial, en las culturas que asignan un valor distinto al texto
traducido que al original; por el contrario, pueden existir culturas en las que, una vez establecido que los textos
no surgen de la nada, todos se equiparen a los metatextos, a las "traducciones" (tanto si son interlingüísticas
como si no lo son).
Otro elemento que modelo y traducción tienen en común es el hecho de estar sujetos a determinadas
normas. Aunque se rechace la idea de que la traducción no puede enseñarse como un conjunto de normas, en una cultura
dada existen siempre normas sociales que, aun de manera inconsciente, impulsan a los traductores a producir metatextos
que se consideren aceptables (en dicha cultura).
En este caso se entrecruzan el concepto de traducción modelo y el de modelo de cultura, y el primero
puede dar resultados concretos distintos en función de la cultura concreta en la que se materializa
4.
Si, por ejemplo, un traductor decidiera traducir el título de la famosa obra de Chejov "El jardín
de los cerezos" como "El huerto de las guindas amargas", al basarse en un análisis más atento del original
Vishnevyj sad y considerar que el título canónico en español está anticuado y no es una traducción muy
acertada, es posible que su decisión no fuese bien recibida por la cultura de habla hispana. En este caso habría
dos posibilidades: o el traductor posee suficiente prestigio y resortes sociales y económicos como para demostrar
que su decisión es adecuada e imponerla al mercado literario, o se verá obligado a retractarse y aceptar el título antiguo.
Este breve análisis de la relación modelos/traducciones sirve como introducción al contenido de
la próxima unidad: los traductores en la sociedad.
BIBLIOGRAFÍA
BLOOM H. Poetry and Repression: Revisionism from Blake to Stevens. New Haven, Yale University Press, 1976.
Traducción italiana: L'angoscia dell'influenza. Una teoria della poesia, de Mario Diacono, Milán, Feltrinelli,
1983. ISBN 88-07-10001-0.
HERMANS T. Models of translation. In Routledge Encyclopedia of Translation Studies. Londres, Routledge,
1998, p. 154-157. ISBN 0-415-09380-5.
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