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4 - Afectividad y aprendizaje

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El aprendizaje en general, y el de una lengua extranjera en particular, está ligado al contexto afectivo en el cual se produce. El niño aprende el idioma de su madre o de las personas más próximas asociando determinadas necesidades primarias y su satisfacción con los sonidos que expresan los conceptos correspondientes. El aprendizaje de la denominada "lengua materna" (o lenguas maternas en el caso de las familias bilingües) ocurre mediante asociaciones inconscientes, situadas fuera del control racional. Dado que las necesidades del niño están mayormente relacionadas con la satisfacción de funciones fisiológicas y con la exploración del mundo "con la boca", las primeras palabras que aprende suelen estar asociadas con la satisfacción de las siguientes necesidades: papilla, mamá, leche, chupete, caca.

Esto no significa que mientras un niño no pueda emitir un sonido que tenga una relación de significación afectiva con un objeto o situación no sea capaz de pensar en dicho objeto o situación. "El pensamiento tiene una extensión más amplia que el lenguaje verbal y puede interpretarse funcionalmente como un principio de coordinación de la acción para la consecución de un fin que se considera posible."1

Existe, pues, un pensamiento subverbal que precede al lenguaje verbal y que es mucho más rico: para niños y adultos por igual, la expresión verbal de un pensamiento es siempre un intento de síntesis, que deja siempre, inevitablemente, un residuo de lo inexpresado.

Algunos estudios realizados con niños autistas, que se hallaban por tanto aislados del mundo por no haber desarrollado la función comunicativa, han mostrado una relación entre la ausencia (física o psicológica) de una figura constante que se encargara de sus necesidades en los primeros y esenciales meses de vida y la aparición del autismo. La capacidad de comunicación se desarrolla principalmente en la relación que podemos llamar materno filial, si bien no es imprescindible la participación de la madre, ya que su lugar puede ocuparlo otra persona. 2


1 Massucco Costa e Fonzi, pp. 13.
2 Bettelheim 1950, 1967.


Cada vez son más los problemas que se identifican como causa posible del autismo. Por ejemplo, hay evidencias de que puede tratarse de una influencia genética, o de que esté causado por un virus. Se ha demostrado también que existen más posibilidades de que un niño padezca autismo si su madre estuvo expuesta a la rubéola durante los tres primeros meses de gestación. Véase el artículo en inglés de Stephen M. Edelson en http://www.autism.org



A medida que evolucionan los intereses del niño y ya no se limitan a la introducción/expulsión de alimentos/heces, también lo hace su capacidad de comunicación y de pensamiento. Las palabras pueden aprenderse en situaciones de juego o de socialización y, en un caso u otro, los estímulos procedentes del mundo exterior son fundamentales para suscitar la situación afectiva relacionada con un sonido determinado, en una primera correspondencia aproximativa de sonido-sentido y significante-significado.

En este punto el niño intenta reproducir con su propio cuerpo, con su órgano de fonación, el sonido del que ha intuido la relación y, cuando lo logra, comprende que su emisión genera consecuencias previsibles: sienta las bases de una comunicación verbal eficaz.

En este tipo de situación, el aprendizaje lingüístico es "espontáneo" y no voluntario ni surgido de una decisión racional. Estos hechos nos llevan a dos conclusiones iniciales:

· el aprendizaje del idioma materno (o idiomas maternos) es un proceso inconsciente desprovisto de control racional;

· todo lo que se aprende está ligado a una relación afectiva o emocional importante entre el niño y la persona, objeto o acción que designa el uso de la palabra o locución específica.

En las siguientes fases de crecimiento y desarrollo del niño, cuando incremente la capacidad de pensar o imaginar conceptos abstractos, irá adquiriendo dichos conceptos de manera similar, siempre que el ambiente exterior abunde en estímulos intelectuales y afectivos. Si el niño carece de dichos estímulos y de figuras que pueda imitar o con las que pueda establecer una relación, la capacidad lingüística no se desarrollará en absoluto. Esto se aprecia en un hecho real, acaecido en 1793, que el director francés François Truffaut llevó a la pantalla en 1969 con el título de El pequeño salvaje (L'Enfant sauvage)
3 .

Lo anterior no significa, como ya se ha dicho, que una persona privada de la capacidad de expresión verbal tenga también disminuida la de elaboración mental. "La elaboración de ideas, que el niño no puede expresar de manera verbal, pero que condensa en evaluaciones y esquemas imaginativos dinámicos que se encuentran después en las expresiones de los adultos, está demostrada por cientos de protocolos en los que los adultos evocan experiencias infantiles sincréticas relacionadas con el bien y el mal " 4.


3 Truffaut 1969.
4 Massucco Costa e Fonzi, pp. 32.


Los recuerdos que guarda un adulto de sus años de infancia varían de una persona a otra y, en general, disminuyen a medida que se retrocede en el tiempo. En este punto el adulto ha adquirido una lengua materna (o dos, más raramente), y la habla y escribe de manera automática. Recurre de igual manera a otras formas de automatismo, como caminar, comer, pedalear o conducir un vehículo. El hecho de que el sujeto realice estas actividades no implica en absoluto que reconozca interiormente el momento o la situación concreta en que aprendió a hacer tales cosas; por el contrario, en muchos casos los recuerdos han sido anulados por el tiempo y la acción se realiza sin saber cuándo, dónde, con quién o cómo se aprendió.

Este "olvido" tiene que ver con un sistema de funcionamiento mental orientado a un principio de economía: imaginemos cuán fatigoso sería tener que concentrarse cada vez que comiéramos y pensar en todos los movimientos necesarios para masticar y deglutir. Si mientras pedaleamos nos preguntamos qué hacemos exactamente para mantener el equilibrio e intentamos ser conscientes de cada acción, la ruptura del automatismo debida a este desenmascaramiento podría tener efectos perniciosos, provocando la pérdida del equilibrio que se había obtenido de manera "automática".

De igual modo, al hablar o escribir lo hacemos automática y espontáneamente, hasta el instante en que una experiencia específica nos obliga a preguntarnos qué sabemos, cómo lo sabemos y si es correcto hablar o escribir de una manera determinada.

La influencia entre el lenguaje verbal y el subverbal no es unívoca, sino recíproca. "El lenguaje verbal interpreta e integra al lenguaje subverbal ofreciendo al mismo tiempo una interpretación de la realidad más mediata y articulada y una regulación más precisa y fuerte del conocimiento y de las acciones volitivas. 5. Dicho de otro modo, el lenguaje verbal sirve como una estructura lógica dentro de la cual se organizan los pensamientos, las imágenes y las emociones no verbales.

Dado que este grado de evolución se adquiere normalmente en los dos primeros años de vida, y que nuestros recuerdos de esa edad son vagos o directamente inexistentes, es obvio que un adulto que no se desenvuelva en un entorno en el cual sea necesario el uso del lenguaje (y por tanto del pensamiento metalingüístico) es y será totalmente inconsciente de estos mecanismos.

A medida que los niños crecen abandonan el comportamiento expresivo subverbal y recurren cada vez más a las palabras. Una demostración de la inteligibilidad del lenguaje subverbal son las familias en las que un hermano mayor es capaz de traducir los sonidos, señas y movimientos de su hermano menor: "En las relaciones de grupo entre niños de una misma familia, es frecuente la rápida interpretación y traducción a términos verbales inteligibles del comportamiento subverbal de comunicación de los hermanos menores y de su manera de verbalizar, que es muchas veces incomprensible, lo cual demuestra la lentitud y gradualidad de la transición desde un tipo de comunicación a otro [...] la jerga infantil [...] puede traducirse " 6.


5 Massucco Costa e Fonzi, pp. 36.
6 Massucco Costa e Fonzi, pp. 39.


Esta última frase introduce el discurso de la interpretación y la traducción y adquirirá distintos significados en las partes sucesivas del curso. Hasta ahora nos hemos ocupado de las raíces inconscientes del conocimiento de la lengua materna. En las siguientes lecciones afrontaremos la cuestión de nuestra conciencia de lo lingüístico y de los idiomas aprendidos.


BIBLIOGRAFÍA

Bettelheim, B. Love Is Not Enough; The Treatment Of Emotionally Disturbed Children. Glencoe, Ill., Free Press, 1950.

Bettelheim, B. The Empty Fortress; Infantile Autism And The Birth Of The Self. New York, Free Press, 1967.

Massucco Costa, A. - Fonzi, A. Psicologia del linguaggio,
Torino, Boringhieri, 1967.

Truffaut, F. El pequeño salvaje [L'enfant sauvage], France, 1969.

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