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2 - Exploración y recopilación de información del entorno

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«...no podemos vivir o pensar sino retazos
de tiempo que se alejan cada cual
a lo largo de su trayectoria y
al punto desaparecen» 1.

  La primera operación del lector está relacionada con la percepción del texto, lo cual guarda cierto parecido con la percepción de un objeto. La diferencia, podría argumentarse, reside en el hecho de que la percepción de una mesa física, por ejemplo, es más inmediata que la palabra "mesa". En el primer caso, el objeto percibido no se interpreta, sólo se asimila, pues un objeto es lo que es; en el segundo caso, por el contrario, cada uno de nosotros puede asociar la palabra "mesa" a distintos materiales mentales, a diversos interpretantes. En consecuencia, la percepción de una palabra es un acto interpretativo.
  Sin embargo, en semiótica una mesa es también un signo, no sólo un objeto: la percepción de una mesa dada por una persona determinada da lugar a cadenas mentales interpretativas, a una percepción análoga de la palabra "mesa". También a la mesa, como objeto, y a sus imágenes, se asocian significados de tipo cultural y subjetivo, tal como sucede con los signos verbales. Entonces la mesa es un signo, aunque no verbal; pertenece a otro código, o mejor aún, a muchos otros códigos, y tiene un significado distinto según la cultura en la que se halla inmersa.
  Para expresar la misma noción en otros términos, también podríamos decir que cuando percibimos objetos o personas, leemos. Escribe Calvino:

Lectora, ahora eres leída. Tu cuerpo se ve sometido a una lectura sistemática, a través de canales de información táctiles, visuales, del olfato, y no sin intervención de las papilas gustativas. También el oído desempeña su papel, atento a tus jadeos y a tus trinos [...] y todas las señales que están en el límite entre tú y los usos y costumbres y la memoria y la prehistoria y la moda, todos los códigos, todos los pobres alfabetos mediante los cuales un ser humano cree en ciertos momentos estar leyendo [...] 2.

La percepción de cualquier objeto, en el amplio sentido de la palabra, no es más que una deducción que realizamos, completando datos sensoriales con nuestros conocimientos y expectativas.
  Nos acercaremos a la cuestión de la percepción del texto a partir de la percepción genérica, en particular de una actividad denominada exploración, que nos interesa como instrumento para la recopilación de información ambiental. Solemos relacionar el verbo "explorar" con el escáner electrónico, pero su significado perceptivo se ha venido utilizando mucho antes de que aparecieran los dispositivos de exploración. Los dos conceptos tienen muchos puntos en común: podemos explorar el entorno y tener percepciones de objetos y palabras. También el escáner conectado al ordenador actúa de esa manera, aunque es mucho menos evolucionado, y si se desea, puede reconocer caracteres o reproducir imágenes.
  La actividad de exploración consiste en observar partes de una secuencia en sucesión, es decir, no de modo simultáneo. Como indica J. J. Gibson en su obra The Senses Considered as Perceptual Systems, aun en el caso de signos no verbales, la persona busca siempre un significado:

[...] the human individual can visually scan a picture for its design, but what he is generally in search of is meaning. The esthete may practice discrimination and enjoy the structure of a painting or the composition of music, but this is a sort of perceptual luxury ([...] el individuo humano puede explorar visualmente una imagen por su diseño, pero, en general, lo que busca es su significado. El esteta puede llevar a cabo una discriminación y disfrutar de la estructura de una pintura o de la composición de la música, pero esto es una especie de lujo perceptivo) 3.

En esencia, el hombre busca un significado en los objetos que lo rodean y, desde un punto de vista pragmático, ésta es la principal función de la percepción. El "lujo perceptivo" o hipersensibilidad perceptiva del esteta, el crítico literario o el traductor será tema de otras partes del curso, cuando se trate el problema de la interpretación de textos literarios. Por ahora nos centraremos en la mera percepción, que como todas las funciones que en el curso de la historia biológica se han seleccionado según el principio darwiniano de la supervivencia del más apto, se caracteriza por su economicidad y eficacia.
  Al parecer, al leer recibimos una serie de estímulos ópticos sucesivos y no un panorama simultáneo. Es la sensación ingenua que percibimos cuando, en términos más generales, observamos el mundo que nos rodea4 4. Dado que el resultado significativo mínimo de la lectura es la obtención de una visión de conjunto (de una palabra o enunciado), y no una mera sucesión de signos gráficos, se puede postular de manera intuitiva la existencia de una especie de "memoria intermedia" o de corto plazo, que permite crear una "fotografía" mental sincrónica de las percepciones aisladas diseminadas en el tiempo. No es una hipótesis absurda: muchos psicólogos de la percepción pensaban así antes de 1966.
  Sin embargo, algunos experimentos de que da cuenta Gibson inducen a pensar que la percepción tiene un carácter espacial y temporal a la vez, y que por medio de ella se individualizan no sólo fragmentos, sino también elementos invariantes completos. La percepción inicial proporciona una distinción aproximada entre elementos "conocidos" y "extraños". Las secuencias percibidas ya contienen el panorama completo, así que no es necesario utilizar conceptos como los de memoria intermedia o de corto plazo, tal como se hacía antes de Gibson, porque las secuencias se convierten dentro del marco del conjunto (en nuestro caso la palabra, el enunciado o el texto) 5.
  De hecho, podemos percibir un enunciado escrito y reconocerlo, aunque nunca lo hayamos visto exactamente en esa forma gráfica, o aunque el enunciado esté incompleto, a pesar de que haya una mancha de café en la página o la impresión no sea perfecta. Esto se debe a que el conjunto de nuestro sistema retinoneuromuscular está sintonizado con información invariante y puede percibirlo, gracias a la locomoción de los órganos sensibles (en nuestro caso, sobre todo los movimientos repetidos del ojo), que determinan una superposición de estímulos (overlapping stimulation).
  En otras palabras, podemos percibir los mismos objetos -las mismas palabras o frases-, más de una vez, porque sin notarlo recorremos el espacio con los ojos hacia arriba y hacia abajo, a derecha e izquierda, hasta obtener un panorama perceptivo completo y satisfactorio. Si la percepción fuera una sucesión de estímulos, como afirmaba la teoría antes de Gibson, percibiríamos repetidamente las palabras o frases que nuestro ojo explora más de una vez, pero no es así. La percepción simple ya nos ofrece un cuadro completo del enunciado, sin necesidad de recurrir a una memoria intermedia compuesta de engramas o rastros mnemónicos.
  El concepto de memoria tiene también una función, no en cuanto a los actos perceptivos aislados, sino en la percepción repetida. Los elementos invariantes que un individuo puede identificar en un primer encuentro son más aproximados que los que podrá aislar tras numerosas lecturas:

[...] an observer learns with practice to isolate more subtle invariants during transformation and to establish more exactly the permanent features of an array ([...] un observador aprende con la práctica a aislar invariantes más sutiles en la transformación y a determinar con mayor exactitud las características permanentes de un conjunto) 6.

Esto nos permite concluir que el sistema perceptivo distingue entre objetos conocidos y nuevos. Gracias a la memoria, el individuo puede crear una serie diacrónica de las percepciones de objetos (o enunciados) que son aparentemente iguales y, con el tiempo, aprender a establecer distinciones más sutiles y refinadas.
  En la siguiente unidad trataremos estos temas y pasaremos del problema de la exploración del entorno al de la recopilación de información.

  

BIBLIOGRAFÍA

CALVINO Í. Si una noche de invierno un viajero, Traducido por Esther Benítez, Madrid, Ediciones Siruela, 1999, ISBN 84-784-453-X.

GIBSON J. J. The Senses Considered as Perceptual Systems, Westport (Connecticut), Greenwood Press, 1983, ISBN 0-313-23961-4. Primera edición: 1966.


1 Calvino 1999, p. 28.
2 Calvino 1999, p. 166.
3 Gibson 1983, p. 250.
4 Gibson 1983, p. 251.
5 Gibson 1983, p. 262.
6 Gibson 1983, p. 265.





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